¡Hola de nuevo!. Es cierto que últimamente no escribo tantas reseñas como
antes, o por lo menos, no tantas como debería. No puedo poner la excusa
del tiempo, pues ahora sí que dispongo del suficiente para detenerme aquí y
hacer de cada entrada una obra de arte. El problema es más de organización,
tengo tantos hobbies que me faltan horas en el día para poder dedicarles el
mimo necesario y merecido a cada uno. ¿Hay alguien más al que le pase lo
mismo?. Me gustaría hacer tantas cosas a la vez que al final, no acabo haciendo
ninguna. Ojalá pudiera doblegar el tiempo a mi voluntad, cual Hiro
Nakamura...aunque sé que eso no es posible, al menos de momento ;)
El cómic del que os voy a hablar hoy merece cierto respeto y palabras
cuidadosamente elegidas, El Bosque de los Suicidas no es un cómic cualquiera y
os voy a explicar por qué.
Siempre he tenido una atracción irracional a lo macabro y morboso, no es que
yo sea una persona con esas cualidades, pero si es cierto que una historia con
estos tintes siempre ha hecho que me atraiga más que otra que carece de
ellos. Esta historia en concreto la vi varias veces paseando por las varias
tiendas de cómic de Zaragoza, llamándome. Como no tengo ni un duro, nunca la
pude comprar, todo sea dicho, así que me volví al pueblo que es mi ciudad
quedándome con las ganas.
Las casualidades de la vida, que tan inexplicables son, me hicieron darme
con el de bruces en la biblioteca ( si lo sé, todo lo pillo en la
Biblilo...pero es que es un lugar maravilloso!!). Obviamente me lo lleve a casa
como Gollum con su tesoro.
¿Qué es lo que hace de este cómic algo tan especial entonces?, lo resumiré
en una palabra: Aokigahara. Lo más probable es que no tengáis ni idea de lo que
os estoy hablando pero, aquí estoy yo para explicároslo. Aokigahara es un
bosque situado al noroeste de la base del Monte Fuji, en Japón. También es
conocido como Mar de Árboles y es famoso porque las personas acuden allí a
suicidarse.
El Turismo ha sido limitado únicamente a zonas vigiladas,
aunque no está prohibido adentrarse en el bosque, pero se colocan
numerosas señales en japonés y otros idiomas como advertencia para animar a las
personas que piensan en suicidarse a buscar ayuda. Numerosos turistas del
monte Fuji se han perdido en sus senderos y se han encontrado de bruces con la
parte del bosque dónde la gente acude a quitarse la vida. Es una zona del
bosque llena de cadáveres: personas ahorcadas, huesos, restos de medicamentos,
ropas, cuerpos en descomposición…os lo podéis imaginar. Existe hasta una
partida que periódicamente acude a limpiar el bosque de los fallecidos. En el
Japón feudal del siglo XIX, cuando las hambrunas y las epidemias azotaban a la
población, las familias más pobres abandonaban a su suerte a los niños y a los
ancianos que no podían alimentar. Por este motivo, surgieron historias que
afirmaban que el bosque estaba encantado por los fantasmas de los que allí
murieron. Después, su fama como lugar de suicidio se debe a que en 1993
se publicó un libro llamado el Completo manual del suicidio por Wataru Tsurumi,
en el cual se recomendaba este lugar como el perfecto para quitarse la vida. Si
aún tenéis más curiosidad, podéis poner Aokigahara y enfrentaros a las
múltiples fotos de gente que se ha topado con dicho bosque y que “gratuitamente”
nos ofrece Google. También os dejo este artículo de un turista que se perdió y
encontró un sendero que le llevo al bosque maldito, por si tenéis curiosidad.
http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2010/04/15/el-bosque-de-aokigahara-la-meca-de-los-suicidas-en-japon/
Una vez explicada la localización del cómic, os podréis
imaginar fácilmente cuál es su trama. Si, efectivamente, el suicidio. El
carácter de cómic en general es triste y oscuro, lo que nos ayuda a sintonizar
con la historia. Aunque yo no entiendo mucho sobre los tipos de dibujo en
cómic, personalmente me agradó y me pareció muy adecuado a la historia y su
origen.
La forma que tiene de plantear Japón, criticarlo y al mismo
tiempo tocar un tema tan delicado como el suicidio son muy buenas.
Combina realidad y ficción en una historia de fantasmas con un final tan
triste como su historia. La trama gira alrededor de una pareja de novios que
si antaño fue feliz en la actualidad se encuentra en una espiral de energía negativa
que les ha llevado a convertirse en una pareja completamente disfuncional. Tras
la ruptura, la chica, llamada Masami, acude a Aokigahara a quitarse la vida para retornar
como un fantasma vengativo (u Onryō ) y atormentar a su novio y a todos a los
que éste ama.
El cómic se lee en un suspiro, o por lo menos así fue como
lo sentí yo. Lo que ya no se discernir es por qué me impacto más: si por la
historia que plantea o por el hecho de que esté basado en algo tan real y
tangible como lo es Aokigahara. No es un cómic alegre, y tampoco es una típica
historia de fantasmas (aunque como ya os he dicho, la trama en sí es fantasiosa).
No lo leáis si vais con la intención de
leer una mera historia de fantasmas
porque al final, es mucho más que eso, y cuando al finalizar el autor habla
sobre Aokigahara, la historia cobra en tu cabeza un tinte muy distinto del que
llevaba y se queda grabada en tu cabeza con cierto shock, del mismo modo que lo
hizo en la mía.
Hay mucha gente que no siente pena por los suicidas, pero yo
sí que lo hago. Siento pena por las personas que no creen que exista una
salida, que se ven sometidos a las presiones sociales de su sociedad, que no tienen
ninguna razón para vivir o que en ese momento no son capaces de verla o
predecirla. Me da mucha tristeza que acudan a este bosque para que sus familias
no tengan que pagar los gastos de la indemnización que en Japón deberían pagar si
decidieran arrojarse a la vía de un tren…
Es un buen cómic, muy distinto de los que suele haber en el mercado. Lo recomiendo por el trasfondo que subyace a la historia, pero admito que es de lo más triste que he leído hasta ahora y que cuando te enteras de que está basado en Aokigahara, pasas unos días sin poder quitarte toda esta triste historia de la cabeza.
Artax